sábado, 5 de julio de 2008

Persona, Educación y Valores. Crítica, Principios y Conceptos desde la Hermenéutica Analógica

Por: Jesús M. Herrera A.
1. Es un libro para la educación y los educadores.
Este texto de mi autoría[1] recién publicado, busca reivindicar el rol que a la filosofía le compete jugar en el quehacer educativo; por ello a lo largo del texto advierto que es común que la psicología y pedagogías psicologistas detentan la labor educativa cuando intervienen al margen de una antropología filosófica, i. e., que cuando las ciencias de la educación, que tanto crédito le dan a las psicologías conductistas, constructivistas y cognoscitivistas, se hacen presentes en la educación sin una idea íntegra de lo que es la persona humana y la tradición antigua, media, moderna y actual que nos la presenta, enseñándonos con diferentes matizaciones que la persona es fin en sí misma.
El ser humano como persona, es un ser en donde convergen intencionalidades abiertas a la vez que polarizadas a conocer el ser y la verdad y a amar el bien (lo bueno o los valores); son polarizaciones que trascienden estructuras cerradas, regidas por una visión filogenética que supone a la persona como algo determinado por sus estructuras mecanicistas.
Se supone, y se les dice a los profesionistas, quienes han llegado al ejercicio de la docencia pero sin ser formalmente profesores (y es cierto), que ellos, aun cuando sean expertos en su materia (damos por hecho que lo son), no por ello tienen la aptitud para dar una clase, o sea las herramientas didácticas para desarrollar “técnicamente” según los parámetros conductistas, constructivistas o cognoscitivistas, o los de La educación centrada en el que aprende (depende de cuál prefiera la institución educativa); o la hoy de moda “Educación por, o en, competencias; entre estas dos realidades (de ser experto pero no formalmente docente) están estacionándose los recursos (que sólo algunas escuelas privadas tienen) para adquirir esas “competencias”, que los hagan “competentes” para que la institución “compita” frente a las demás, mas no para ser conscientes de que la labor docente es medio inmanente para un fin trascendente: esto es algo que consiste en hacer del alumno una persona virtuosa, capaz, por su naturaleza virtual, de hacer emerger de sí mismo, y también de descubrir fuera de él o ella, esto que tanto pide a gritos nuestra sociedad: valores. Y es algo que no depende sólo de las materias de formación humana, de ética o valores, sino de cualquiera que se lleve al salón de clase, aunque definitivamente que son la formación humana y la ética, quienes han de darle contenido y orientación a la parte humana de la misión y visión de una institución educativa, es decir, a la parte principal de ella.
De los niveles a donde van docentes formalmente profesores, como es la primaria y secundaria, también es importante que veamos cuánta orientación filosófica hace falta para actualizar el ejercicio humano de su desarrollo como orientadores y formadores.
Es absurdo cerrar los oídos a las ofertas de la psicopedagogía actual para aprender a ser unos docentes que le hagan al alumno significativa una materia, pero los recursos en tiempo, dinero y sobre todo talento, es preciso que vayan más allá de saber preparar una clase, un examen, y un programa de curso, y todas aquellas cosas que simple y sencillamente hay que hacer antes de entrar al aula; es necesario que los recursos busquen el cultivo humano, i. e., que el docente sea culto: un investigador y de carácter intelectual, donde su nivel de lectura vaya más allá de la literatura comercial: Carlos Cuauhtémoc Sánchez, Ética para Amador, etc…; orientador entre lo teórico y lo práctico, pues siempre interviene en las inquietudes existenciales de sus alumnos, más que en las estrictamente académicas; y un filósofo[2]: verdadero amante del saber, celoso del saber y libre de ideologías y convencionalismos, más allá de que si se es de derecha o de izquierda.


[1] HERRERA A. Jesús M., Persona, Educación y Valores. Crítica, principios y conceptos desde la hermenéutica analógica, -Prólogo de Mauricio Beuchot-, México, Ed., Torres Asociados: 2008.
[2] Ibid, capítulo 3.

domingo, 29 de junio de 2008

Filosofía desde la Hermenéutica Analógica

La filosofía a través del mapa de la hermenéutica analógica

SE RECOMIENDA VER EL SIGUIENTE VIDEO PREVIO A LA LECTURA:

http://www.youtube.com/watch?v=uPZkW8dIh-8&eurl=http%3A%2F%2Fseminariohermeneutica.blogspot.com%2F&feature=player_embedded

Por: Jesús M. Herrera A.

Estudiar filosofía y lo más práctico de ella que es la ética (o los valores que tanto se mencionan hoy, y sirven de slogan en cualquier escuela) viniendo desde un contexto mexicano antifilosófico, es una tarea sumamente difícil. Puesto que no llegamos a los temas filosóficos con una predisposición cultural adecuada, y es que nuestra enseñanza académica desgraciadamente tiende más a adiestrarnos que a educarnos: a hacer y no a ser.

Una peculiaridad de la filosofía como ciencia es que estudiarle su historia es algo esencial para hacer filosofía y para ser filósofo, cosa que podemos ver como accidental u opcional en las ciencias empíricas; de manera que, ¿cómo ingresar al conocimiento de esta ciencia cuando inmediatamente tenemos ante nosotros un mundo de filósofos, y cada uno con su mundo de ideas, dándote cuenta con ello de que todo filósofo es siempre viejo al tiempo que es siempre actual?

Hay que buscarnos, pues, un buen medio que nos haga llegar un mapa para ingresar a este territorio de lo convencionalmente desconocido que llamamos filosofía; y actualmente esto es lo que en primera instancia nos hace llegar Mauricio Beuchot; el mapa que nos entrega este filósofo desde la UNAM en cada una de sus obras, es de un matiz dialógico y de conciliación, porque su producción intelectual nos dispone sutilmente un bagaje de conocimientos que nos orienta para saber por dónde comenzar y seguir caminando en el planeta de la filosofía, evadiendo polarizaciones de tipo estéril, en el sentido de que detengan el avance del conocimiento.

A diario crece un círculo, escuela, o como dice Napoleón Conde Gaxiola[1], un Movimiento que lleva el nombre de la propuesta de Beuchot[2]: Movimiento de la Hermenéutica Analógica, de manera que ya no sólo con Beuchot, sino que también con su escuela o movimiento encontramos este mapa que nos ayude a iniciar y perseverar en el mundo de la filosofía, porque la hermenéutica analógica ofrece el método para que lo que de él emerja como teoría, tenga la apertura para seguir en el camino de hacer filosofía desde México.

Hermenéutica es la acción de interpretar lo que deba interpretarse, es algo propiamente filosófico y humano, actividad en donde la persona ha de empeñarse para encaminarse a la felicidad: la persona humana interpreta todo. Y analógica es una hermenéutica que puede ser prudente porque evita imponer que haya sólo una interpretación (que en esta escuela se llama interpretación unívoca) o porque imponga que se pueda interpretar cualquier cosa de algo al margen de su contexto o del trama que le corresponde (que en esta escuela sería interpretación equívoca).



[1] CONDE G. Napoleón, Ensayos sobre hermenéutica analógica, en Revista Analogía Filosófica, Número especial 15, México: 2004, pp. 13-34.

[2] BEUCHOT Mauricio, Tratado de Hermenéutica Analógica: Hacia un nuevo modelo de interpretación, 3ra. Ed., UNAM-ITACA, México: 2005.