jueves, 30 de julio de 2009

ALGO DE MI PRODUCCIÓN FILOSÓFICA




Mi primer publicación aún como estudiante de filosofía, en donde está una tesina de filosofía tomista y unos ensayos de Metafísica y Filosofía de la Cultura. "Antropología Filosófica y Analogía en Mauricio Beuchot", Revista Analogía Filosófica, Número especial 5, México, 1999.









En la segunda hago una síntesis de Antropología Filosófica intentando aplicar la Hermenéutica analógica: Editorial Nous, Morelia, 2005.





Esta es una compilación del Dr. Ricardo Blando Beledo (UNAM), en donde participo con el título "El problema ético del lenguaje y la comunicación. Un ensayo desde la hermenéutica analógica". Editorial Torres Asociados, México, 2007, pp. 9-38













En esta compilación del Dr. Ricardo Blanco Beledo (UNAM), participo con "Actitudes y Aptitudes de la Hermenéutica Analógica", Editorial Torres Asociados, México, 2007, pp. 7-48.












Aquí la compilación es del Dr. Napoleón Conde Gaxiola, y participo con "La hermenéutica analógica-icónica", Editorial Torres Asociados, México, 2008, pp. 7-20. Esta participación fue una ponencia en la Universidad Autónoma de Baja California.









...y este texto, en donde intento acercar la filosofía a quienes son docentes y tal vez no son filósofos de carrera, para que vean de la importancia de cultivarse si se quiere ser buen educador. Editorial Torres Asociados, México, 2008.


miércoles, 29 de julio de 2009

Heidegger y los prejuicios del ser: El ser en cuanto universal es indefinible



Por Lic. Martín Mata


Heidegger quiere replantear la pregunta por el ser, porque dice que ésta ha quedado en el olvido. Ya no hay, desde Platón a Hegel, filósofos que se replanteen esta cuestión como algo importante y necesario, es pues una temática de una investigación que llegó a la lógica Hegeliana un poco maquillada y que después se hizo trivial. La pregunta por el sentido del ser desde los griegos se consideró como dogma y por lo tanto es omitida, el ser por su universalidad se predica como vacío e indefinible, por lo tanto no necesita definición. Es de extrañarse dice Heidegger, como un problema que antes inquietaba al pensar filosófico antiguo ahora se considere como algo tan obvio y “si alguien insiste en preguntar aún por ello, es acusado de error metodológico”[1].

Lo que suscita y alimenta la convicción de lo innecesario que es preguntarnos por el ser, Heidegger lo llama “Los prejuicios del ser”, los cuales son tres: la universalidad, la indefinibilidad y la obviedad, los cuales son la relación temática que tenemos con el olvido de ser, son las maneras en las que nos relacionamos con el ser; con respecto a esto Heidegger hace una distinción entre lo que “es” y lo que “se dice” del ser, “el ‘se dice’ al que se refiere Heidegger es aquello que se haya en todo juicio en torno al ser como algo ya dado. Es un prejuicio porque es lo dado con respecto a la tematización de ser. Es lo supuesto al hablar en torno al ser. En este sentido el prejuicio expresa lo propuesto con respecto a la aprensión del ser”[2]; entonces, dichos prejuicios nos van a indicar las distintas formas en las que tenemos que hablar del ser. Pero este trabajo se limitará solamente a explicar el primer prejuicio, el cual es la afirmación del ser en cuanto universal, y toda la carga teórica de este punto la podemos encontrar en el parágrafo uno de su obra Sein ut Zeit, donde él mismo dice que la universalidad es uno de los prejuicios del ser el cual te lleva a los siguientes:

“Se dice: El concepto de “ser” es el más universal y vacío. Como tal, opone resistencia a todo intento de definición. Este concepto universalísimo, por ende, indefinible, tampoco necesita ser definido. Todo el mundo lo usa constantemente y comprende ya siempre lo que con él quiere decir. De esta manera, lo que estando oculto incitaba y mantenía en la inquietud al filosofar antiguo, se ha convertido en algo obvio y claro como el sol, hasta el punto de que si alguien insiste en preguntar aún por ello, es acusado de error metodológico”[3].

En Heidegger el primer prejuicio, la universalidad, busca una relación con lo que debe ser sistematizado, en este caso el ser, es aquella que simplemente busca ubicar lo desconocido en los esquemas conocidos[4]. La universalidad del ser enuncia este tipo de camino, porque estos esquemas conocidos se empapan de toda categorización del ser como lo más general. A partir de aquí se busca comprender al ser no desde sí mismo, sino en lo dado, pero al acercarnos de esta manera al ser “posibilita” una manera sencilla de comprenderlo, pero no una manera sencilla de acceder a él, esto es una interpretación exotérica del mismo: “cuando se dice: el “ser” es el concepto más universal, ello no puede significar que sea el más claro y que no esté necesitado de una discusión ulterior. El concepto de “ser” es, más bien, el más oscuro”[5]. La superación de esta interpretación exotérica es mediante un método el cual nos dará una interpretación esotérica del mismo, esto le respecta a la lógica y a la manera en la que se accede al ser, para lo cual Heidegger propone pensar las formas de acceso general al mismo, pues lo que Heidegger necesita es que se supere la universalidad del ser, la cual nos ha traído la interpretación exotérica y por medio de la interpretación esotérica llegaremos a la lógica, la cual es consecuencia de la indefinibilidad del ser[6].


Lo anterior es la manera en la que Xolocotzi explica el prejuicio de la indefinibilidad del ser. Directamente en texto de Sein ut Zeit Heidegger dice que el ser es el concepto más universal y cita a Santo Tomás: “Una comprensión del ser ya está siempre implícita en todo aquello que se aprehende como ente”[7], esto para explicar que la universalidad del ser no es de género “La “universalidad” del ser “sobrepasa” toda universalidad genérica”[8], pues el ser no constituye la región suprema del ente. Heidegger recuerda la importancia que el concepto de ser tenía para los medievales, el cual era nombrado como un trascendental (universal), a este concepto Aristóteles lo nombraba como la unidad de la analogía poniéndolo en una base completamente nueva, que al final no disipó las dudas de sus conexiones categoriales. En ese paso de que se da entre los griegos y Hegel que antes mencioné se da una completa evolución entre dicho concepto y al final Hegel termina diciendo que éste es como “lo inmediato indeterminado”, elabora este opinión para el concepto ser, para dejar atrás el problema aristotélico del ser-unidad frente a la multiplicidad de las categorías quiditativas[9]. Al momento de poner al concepto de ser como el más universal algunos pueden llegar a pensar que tal concepto está totalmente claro y como dije citando a Heidegger más arriba, pueden llegar a condenar a los que pregunten de nuevo por dicho concepto, por eso para evitar dicho error Heidegger dije que respecto al ser no hay nada claro, sino al contrario hay obscuridad alrededor del concepto.

[1] HEIDEGGER, Martín, “Ser y tiempo”, Edición digital de: http://www.philosophia.cl, tomado de http://www.heideggeriana.com.ar, 22/03/2008, ‏‎03:47:24 p.m. p. 13

[2] XOLOCOTZI, Angel, “Los prejuicios del ser: Reflexiones en torno al inicio de Ser y Tiempo”, REVISTA: La Lámpara de Diógenes, enero-junio, junio-diciembre, año/vol. 6, num. 10 y 11, Benemerita Universidad Autonoma de Puebla, Puebla México 2005, p. 120

[3] HEIDEGGER, Martín, “Ser y tiempo”, p. 13

[4] Cfr. XOLOCOTZI, Ángel, “Los prejuicios del ser: Reflexiones en torno al inicio de Ser y Tiempo”, REVISTA: La Lámpara de Diógenes, p. 123

[5] HEIDEGGER, Martín, “Ser y tiempo”, p. 14

[6] Cfr. XOLOCOTZI, Ángel, “Los prejuicios del ser: Reflexiones en torno al inicio de Ser y Tiempo”, REVISTA: La Lámpara de Diógenes, p. 123

[7] Tomás de Aquino, S. Th. III q. 94 a. 2.

[8] HEIDEGGER, Martín, “Ser y tiempo”, p. 14

[9] Cfr. Ibid

martes, 28 de julio de 2009

Respuesta a mi amigo el Lic. Javier Prieto

El ser humano tiende muy fácilmente a ser animal de extremos, y estos, por definición, sabemos que se tocan, los extremos siempre son violentos.
La analogía es, pues, importante para evitar los extremos que impiden al hombre orientar su vida, estamos hablando de algo tan viejo como es la virtud, de la cual los filósofos griegos hablaron bastante, y sistemáticamente Aristóteles lo hizo en su "Ética Nicomaquea". En esta obra Aristóteles dice que la virtud es la que evita el exceso o el defecto: i. e., los extremos.
La virtud es, entonces, "analogía puesta en práctica", como han dicho los bueno aristotélicos de todos los tiempos, como es el caso de Mauricio Beuchot, filósofo de la UNAM.
Entonces la analogía en lo que cuaja es en la virtud, y más concretamente en la prudencia o frónesis.

lunes, 27 de julio de 2009

Reforma educativa y educación en competencias

Colaboración para El Mexicano, publicada el LUNES 27 DE JULIO DE 2009, TIJUANA, B.C. p. 23A

Por Jesús M. Herrera A.




Mi mejor amigo, que incluso es mi compadre, amablemente me hizo llegar algunos documentos oficiales que tienen que ver con la reforma educativa (unos conocía y otros no, y los que conocía los volví a revisar), porque, como él me sugiere, hay que ver las cosas desde “adentro” y no sólo desde “afuera”, y es cierto que hay que hacer ese esfuerzo; entonces en la medida de mis posibilidades trato de estar “adentro” a través de la lectura de estos documentos que exponen ampliamente lo que quiere conseguirse con esta reforma.

El documento que sería bueno tener a la mano es el de la “Reforma integral de la educación media superior en México”, que luego se cita con las siglas RIEMS, que es de donde en esta ocasión tomaré alguna cita.

Conste que, tratando de ser más preciso, quisiera estar “adentro” estando afuera, haciéndole llegar algo de los recursos filosóficos que tengo a mi alcance a determinados conceptos que de pronto me parecen más del dominio común de los profesores, de manera que por la oportunidad que tengo de escribir en El Mexicano, quisiera sentirme participativo en esta empresa que tiene que ver con conseguir una mejor educación para México en lo que creo que le correspondería hacer al que se dedica a la educación desde el ámbito de la filosofía.

Hay conceptos claves que definitivamente los están subiendo al péndulo de las interpretaciones, y a partir de la lectura de estos documentos uno se da cuenta qué interpretaciones tienen que ver con la reforma educativa y cuáles no, o incluso cuáles tal vez se refieren mínima o medianamente al asunto; y es que en determinadas reuniones de docentes, se escuchan interpretaciones, incluso, contradictorias. Aquí retomaré la noción de competencias, algo de este concepto ya traté en la edición del Lunes 15 de junio de 2009 (p. 31A). Y he visto precisamente cómo es que unos dicen una cosa del término y otros llegan a decir algo totalmente en contra de esta noción, aquí partiré de lo que dice el RIEMS y continuaré con mi reflexión.

La RIEMS citando el “Glosario de términos vinculados con la cooperación académica”, editado por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), dice que las competencias son un:

Conjunto de conocimientos, habilidades y destrezas, tanto específicas como transversales, que debe reunir un titulado para satisfacer plenamente las exigencias sociales. Fomentar las competencias es el objetivo de los programas educativos. Las competencias son capacidades que la persona desarrolla en forma gradual y a lo largo de todo el proceso educativo y son evaluadas en diferentes etapas. Pueden estar divididas en competencias relacionadas con la formación profesional en general (competencias genéricas) o con un área de conocimiento (específicas de un campo de estudio)”.

Ya el título (Reforma integral) refiere a la capacidad y posibilidad de una educación que consiga una personalidad íntegra, y la noción de competencias es lo que pretende lograr, pues hablar de competencias es un intento de decir sintéticamente sujeto con “conocimientos, habilidades y destrezas”; aquí en esta cita la parte distintiva del significado de ser persona parece que no es muy clara, sin embargo más adelante (de la cita arriba expuesta) las expectativas del modelo educativo basado en competencias alcanzan a tocar (aunque considero que sin énfasis) la eticidad humana, es decir, la condición moral de la persona así como su condición social, en donde el ser libre es algo, también, distintivo de la persona.

Somos varios los que, movidos por una perspectiva personalista que nos parece esencial en la empresa educativa, tenemos ciertas dudas para el modelo educativo basado en competencias, una de ellas que los amables lectores me hacen saber es, ¿qué tanto la reforma educativa, con su modelo educativo basado en competencias, está tomando en cuenta la dilución o fragmentación que se ha hecho de la educación mexicana, a partir del positivismo mal importado (según dice Zea) que trató de presumirse en México? Este cuestionamiento viene, sobre todo, apoyados en la queja constante de que la reforma educativa es algo que, como siempre, no nace desde México o Latinoamérica, sino que viene de otras culturas, y si de algo adolece México es de ser capaz de importar bien.

Más que nada porque una educación positivista, por muy auténtica que sea (y no tan equívoca como la que se ha dado en México), margina la condición moral y libre de la persona, o lo que es peor, las positiva, las hace demasiado cuantificables, cuando no lo son, porque la libertad y la moralidad son de un sujeto intencional y no puramente instintivo.

Y es que los planteamientos de la RIEMS suelen verse demasiado estructuralistas y positivistas, demasiado cuantitativos, nos parece que tienden mucho a un verificacionismo insostenible, como el que tiene que ver con la medición de valores morales que muchos han estado promoviendo. Incluso sigue promoviendo explícitamente el constructivismo que, según la RIEMS, pretende que el sujeto no se quede con la memorización tradicional de informaciones, sino que pueda ser capaz, por ejemplo (y retomo un muy buen ejemplo de la misma RIEMS, que de hecho me parece el mejor intencionado) de discriminar los conocimientos en medio de un mundo que nos bombardea, cada vez más violentamente, de información.

Por el momento y tratando de no verle a la reforma educativa su traje político, porque es algo que viene de la SEP, es decir, de una institución política o del gobierno, concedemos que es loable esta intención constructivista que quisiera que el sujeto escolarizado tenga la competencia de saber “discriminar” información, el problema es que ya son viejas las observaciones que se le hacen al constructivismo, el cual peca de ser epistemológicamente tradicionalista, en el sentido de que el sujeto constructivista construye su mundo y cree que así es, tal como lo conoce, mientras que el mismo psicoanálisis le ha dicho a la persona que no todo en ella es consciente, y es cierto. Y que, le objetan a los constructivistas, que ellos no aceptan que el mundo es –en poco o en mucho– diferente a como el sujeto lo percibe, o lo ha construido intramentalmente.

También, por su parte, el existencialismo, sobre todo desde las lecciones de Heidegger, le advierte al ser humano que ha de ser más humilde ante la forma en que éste está en el mundo, puesto que el mundo es oportunidad para el hombre siempre y cuando éste baje la guardia y no lo instrumentalice tanto, y es que el constructivismo sí tiende mucho a instrumentalizar el mundo y al prójimo.

¿Qué resultado, pues, se espera de una discriminación constructivista del bombardeo de información que al sujeto le llega?, ¿puede haber discriminación de información desde el constructivismo? Me parece que será una discriminación muy subjetiva según las observaciones anteriores que le hacen al constructivismo. Habrá más ideas qué desarrollar en estas intervenciones que hago referentes a la educación para no dejar abiertos los planteamientos que tenemos, intentaré acercarme a una propuesta en la medida en que dé más contenido a las nociones (como la de competencias) estas que se están poniendo en boca de todos los que andamos en el ámbito académico; lo que sí adelanto aquí es que la virtud le daría a la educación basada en competencias muchos matices, muy valiosos, para que a la hora de educar la persona se abra a una perspectiva moral en su relación con el otro, consigo mismo y en el ejercicio de su oficio o profesión.

Y es que sin un constructivismo matizado, que le deje espacio al cultivo teórico y práctico de la virtud, la educación basada en competencias sigue siendo demasiado positivista, y sus referencias a lo humanístico no trascienden. Lo humanístico es lo que dinamiza, o da la actitud incluso para la parte positiva de la educación; lo que anima integralmente a quererse educar es un recurso que primero es humano, esto no quita que se usen recursos materiales o positivos para hacer que la persona se disponga a la educación.

martes, 21 de julio de 2009

Ideas en torno al perfil del educador o docente

Publicado en Diario El Mexicano, Lunes 20 de julio de 2009, Tijuana B. C., p. 29A


La preocupación por la educación, hasta donde alcanzo a ver, está polarizada en torno al alumno, hasta tal punto que al docente se le echa en el olvido, incluso se ven títulos como el de “Educación centrada en el que aprende”, y en virtud de lo que a un primer golpe de vista se alcanza a interpretar de esta expresión, inmediatamente se va a enfocar la atención a cuál sea la mejor manera, o el cómo, para que el alumno aprenda conocimientos o reciba información y la alcance a registrar, entonces suele ser muy seductor el intento de obtener recetas para lograr el cómo dar clases (no tanto educar).

De la educación centrada en el Modelo por competencias, se ha observado que antepone (este modelo educativo) el éxito profesional al éxito personal, incluso hay que decir que en el Modelo educativo por competencias se supone que el éxito profesional es el mismo que el éxito personal, los dos se confunden.

Mientras que otra perspectiva me hace ver que el éxito profesional no se confunde, si no que viene a ser uno de los principales elementos del ser persona, y se relativiza el ser profesionista en tanto que hay quienes no son (profesionistas) y tienen una vida feliz envidiable.

También se relativiza el ser profesionista porque si no se tiene una personalidad definida, o buena autoestima, el éxito profesional no se consigue, o se consigue mal, lo cual considero que es peor, pues de hecho es innegable el ver líderes empresariales que viven su actividad profesional en la empresa de manera obsesiva y toman actitudes inhumanas con aquellos empleados a su cargo, se ve que llegan incluso a negarles, por ejemplo, el tiempo que requieren para atender al hijo enfermo, o a negarles el descanso necesario para aliviarse de una enfermedad.

Y es que el riesgo de una educación que confunde el ser persona con tener una profesión, misma que exige la renuncia a la familia, orilla al olvido de la educación en el hogar, puede conducir a la pérdida del sentido del estar en el hogar, i. e., de darle tiempo a la familia, y estos tiempos y espacios de y para la familia son los que ayudan a asimilar y sintetizar la instrucción académica para que ésta alcance a ser educación en el sentido pleno de la palabra. No negamos las raras excepciones donde un hogar disfuncional no obsta para que alguien se eduque a partir del apoyo de las instituciones académicas.

Entonces, estaría bien que la educación esté polarizada hacia el alumno, de manera que las instituciones educativas, y los educadores, tenga claro cuál es el papel que juega en su vida un oficio o una profesión en la vocación a ser persona. Sin embargo, la polarización que se hace al alumno, casi siempre, es para meter en un activismo académico a los estudiantes; se llega a decir que quien enseña ya ni docente es, sino facilitador, término al que también habría que darle contenido, porque el ser facilitador luego se confunde con el no enseñar sino hacer que los alumnos aprendan por sí solos, pero de una forma muy radical o equívoca, lo es en tanto que del docente el alumno no alcanza a llevarse una experiencia de vida, y esto significa que el docente como maestro pierde su imagen moral y científica ante el alumno, por el que el docente tiene una proyección social, o a lo mucho la imagen del docente queda empañada, no se valora convenientemente.

Cuidar esta imagen moral y de persona de ciencia en el docente es importante, como también lo es el cuidar esa imagen del padre y madre de familia desde el hogar, ya que, según se ve, a falta de estas imágenes que lideren la vida del formando, entonces vienen huecos de liderazgo que se quieren llenar con las figuras que nos vienen de la farándula, o de guías religiosos sensacionalistas e incultos, o hasta de brujos: gente experta en esoterismo, como los astrólogos y otro tipo de expresiones raras.

De acuerdo con lo anterior, la educación requiere también del cuidado del profesor o docente; a mí me ha parecido molesto y hasta triste el tener que ir, como docente, a gastar tiempo en aprender recetas para saber cómo dar clases, según éste o aquél modelo educativo, curiosamente cambian los nombres de los modelos o técnicas para dar clases, pero las recetas siguen siendo las mismas; todas las instituciones educativas presumen de tener el modelo educativo más nuevo, y si trabajo para tres instituciones las tres presumen de lo mismo, en fin; creo que el cuidado del docente no se debe limitar a esa dinámica, estas dinámicas tienen límites muy precisos y tienen su valor, que es el saber que el enseñar no se reduce a lo expositivo.

La preocupación por el docente considero que ha de alcanzarse a niveles intelectuales, que el ir a mi formación docente sea eso, formación, y no capacitación docente; que tenga una personalidad más intelectual el docente, de manera que sus observaciones del mundo y del ser humano vayan más allá de la opinión; yo creo que si se hacen bailes, rifas o una kermesse para ayudarse en las necesidades materiales de la escuela, también se podrían hacer esos eventos u otros que le permitan a las instituciones educativas tener presupuesto para cuidarle a los docentes su vida intelectual y su vida material, de manera que les puedan pagar mejor a los docentes para que no sufran cuando quieren invertir en libros y computadoras, así como también en viajar: tres elementos que el docente debe alcanzarse para que se pueda consolidar su personalidad de hombre sabio y culto, además de comprometido con el bien común.

Incluso la evaluación docente considero que no se ha de limitar a ver cómo les cayó el profesor a sus alumnos durante el curso, pues esto a veces se exagera tanto que ven al profesor como el ejecutivo de ventas de la escuela, y si tienen alumnos reprobados al que corren más bien es al profesor, porque la casa pierde clientes; habría que evaluar en mayor medida, si se quiere cuidar la solvencia moral e intelectual del docente, el factor intelectual en función de su dedicación a la investigación, primero en el ámbito de su materia, y segundo en cuanto a la integración de su materia en el ámbito humano.

Ya el humanista, sobre todo el filósofo, hace las dos cosas a un tiempo, pero el docente de otras áreas, como es el caso del de las ciencias económico administrativas, y el de las ciencias naturales (física, química, biología, etc.), o los profesionistas que enseñan informática o una lengua extranjera, no se han de limitar a la actualización de su materia en sí misma, sino que también la han de poner en diálogo con su responsabilidad moral o humana, de manera que sea crítico y propositivo con las consecuencias morales y humanas que naturalmente derivan del ejercicio de la ciencia en la que es experto. Entonces, pues, habría que evaluar al docente en función de lo que demuestre que es capaz de hacer como científico y como persona íntegra, responsable por la comunidad desde su labor magisterial.

Sin estos alcances intelectuales y morales el docente se queda siendo un empleado como cualquier otro, claro, tal vez un muy buen empleado, empático con los alumnos y la institución que algo le paga por dar clases, así como experto en la materia que expone, y ya sería ganancia, pero siempre un funcionalista de la educación, y carente de contemplación y especulación intelectual. Y muchos docentes del sistema educativo son bien pagados y tienen excelentes prestaciones, pero, los que tienen en sus manos el poder del sistema educativo, por tenerlos en esta óptica funcionalista, es que los vemos con un carente compromiso social, y andan haciendo sus huelgas con sus respectivos desmanes callejeros y hasta vulgares; y es que yo no veo con un nivel intelectual y el consiguiente compromiso social, por ejemplo, a la lideresa actual de los maestros en México.